La última noche de agosto se despidió, dejando al público de CDMX satisfecho y emocionado tras el primer Teatro Metropólitan de LAGOS.
Lulú Urdapilleta/OCESA
La avenida independencia se encontraba húmeda debido a que la lluvia comenzó a caer para hacer compañía al show de LAGOS, se trató de la combinación perfecta entre un día lluvioso y canciones rítmicas con un toque de melancolía en las letras.
Sebastián Llosa fue quien abrió el concierto al dueto venezolano, apareció en el escenario con una chaqueta roja de mangas azules y en punto de las 21:00 hrs sonó la voz del artista telonero entre las paredes del recinto, temas como «El Plan» y «Alguien más» amenizaron la espera del público.
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El momento que todos los fans estaban esperando había comenzado poco antes de que el reloj marcara las 22:00 hrs. Un par de hombres elegantes aparecieron en el escenario, Luis y Agustín se encontraban engalanados con un traje y moño negro, las primeras palabras eufóricas al micro fueron:
«Muy buenas noches Ciudad de México, nosotros somos LAGOS, bienvenidos a nuestro primer Metropolitan ¡Carajo!»
Resonó una cuenta de tres tiempos e inmediatamente la resonancia del tema «Julia» llenó la atmósfera del lugar de emoción, no pasó mucho para que el público comenzara a aclamar y gritar por la aparición de la estrella de la noche, LAGOS había hecho una entrada bien recibida y triunfal al son de las guitarras.
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Las primeras rolas del dueto crearon el ambiente idóneo para aquellos fans bailarines, ya que la primer etapa del concierto se conformó de canciones rítmicas y movidas, pues se trataban de «En Línea», «Tengamos Pasado», «Cámbiate el nombre» y «Reset».
Otros fans preferían cantar los temas y para ellos el ambiente perfecto vino cuando las rolas se tornaron melancólicas y tranquilas al son del piano, temas como «Agus’ Song» y «Roma» contribuyeron a crear un ambiente nostálgico y sentimental.
El concierto estuvo repleto de momentos con emociones de felicidad y tristeza, los fans pasaban de bailar al ritmo de «Cuerno» a cantar con delicadeza «Permanente». LAGOS por supuesto que no se quedó atrás en la cuestión del baile, ya que con traje y todo nos brindaron sus mejores pasos.
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Los venezolanos tuvieron interacción física con sus fans, ya que para ellos no sólo bastó con saludar al público de enfrente, si no que se adentraron entre los pasillos que separaban los grupos de butacas y fueron apapachados por los fans más lejanos al escenario.
La noche se estaba viviendo con toda la emoción y por si fuera poco, el público no se imaginaban escuchar una interpretación-cover de «Ojos Marrones» de Lasso, amigo de las estrellas de la noche, y así fue como entre las miles de voces se coreaba «nada es igual, sin tus ojos marrones».
Con cada minuto se acercaba el final de la noche, el fin del concierto de LAGOS estaba por comenzar. A ese acercamiento de cierre de show se unió el legendario y talentoso grupo REIK con quiénes se adueñaron de todo el ambiente sonoro del lugar al cantar «No Se Acaba Hasta que Acabe», la interacción entre los artistas crearon una atmósfera agradable y emocionante para los fans, pues se encontraba una leyenda y una promesa de la música en el mismo escenario.
El final de la noche con LAGOS comenzó cuando dieron las 23:00hrs, sin embargo, aún faltaba la cereza del pastel, así que en las bocinas comenzaron a retumbar los primeros sonidos de la rola más esperada de la noche, por supuesto que el broche de oro del show se trató de «Mónaco». El dueto hizo presente en el escenario la bandera de su país y la multitud eufórica comenzaba a corear el primer verso de la canción «No sé si te acuerdas, de la vez que nos perdimos en septiembre…», al fin todos pudieron disfrutar del famoso y aclamado Mónaco en vivo.
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El público aún quería más y para finalizar el concierto, el dúo cantó un cachito de la última rola en acapella, los confetis de colores bañaron y despidieron al público, de fondo se escuchaban las últimas palabras de agradecimiento de LAGOS. La noche terminó con el reciente recuerdo de la experiencia que regalaron los venezolanos a sus fans, una experiencia de baile y nostalgia a los viejos amores.
¿Y tú te querías quedar en Mónaco?
