Ólafur Arnalds y un verano próximo
Por Carlos González @carlosgvi
Una brisa se levanta sobre la Ciudad de México cada que el verano anuncia su llegada. La nostalgia se vuelve irreversible y contagia de múltiples formas. La ciudad no solamente extrañaba al verano o sus lluvias, también la música en vivo.
De esta forma llegó la presentación de Ólafur Arnalds al bello Teatro Metropólitan el pasado jueves 16 de junio, aclamado por una combinación entre juventud, románticos y amantes de la música clásica. El compositor Islandés se mantuvo muy cercano a los asistentes compartiendo un par de anécdotas entorno a su último disco, “Some Kind Of Peace”. En ellas nos complació su emoción por llevarlo en vivo, como el proceso más importante de cualquier disco que un artista graba, reconociendo alegría por volverse a encontrar con los suyos luego de una pandemia.
Quizá el mayor momento de júbilo entre los asistentes y de la propia banda de músicos, fue que al unísono se cantó “Cielito Lindo”, esto para acompañar a Ólafur mientras éste tenía un problema técnico.
Enseguida llegó “Undir”, como un incendio de luces que mimetizaron la atmósfera del teatro; una experiencia que en lo particular había olvidado del último concierto del artista en México. Fue en ese preciso momento cuando la memoria trasciende a una imaginación colectiva y nos hace parte de una película, porque justo así nos hace sentir la música de Arnalds.
Una película que nos obliga a reconocer nuestro pasado, con escenas de días en los que lloramos y besamos, y hoy cantamos. Muestra de ello fue la despedida que anunció en palabras el compositor, no como un lamento, sino como un abrazo a su abuela, quien hoy disfrutó el concierto desde el cielo, mismo al que pertenecimos con nuestras emociones.
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