Roosevelt en CDMX: no hay nada como estar en casa.
Roosevelt termina su gira por México dando el show más grande de su carrera en el Pepsi Center
Eran las 7:30pm y afuera del Pepsi Center no había fila; la línea para prensa ni siquiera se había comenzado a formar. En la calle de Montecito la mercancía no oficial se anunciaba fuerte con el cover de Teardrops de fondo, y podíamos ver sudaderas, tazas, gorras, totebags de mezclilla y cobertores con la imagen de Marius.
Cuando pudimos pasar eran las 8:10 PM y Two Another ya había empezado a tocar; el dúo londinense comenzó a calentar la pista al ritmo de música dance mientras la gente empezaba a amontonarse al frente del recinto.
Las luces se apagaron y el humo inundó el escenario que poco a poco se pintaba de azul y rojo, empezó a sonar Ordinary Love. La energía se sentía en todxs lxs asistentes que coreaban la letra y brincaban al ritmo de la música y le siguió Moving On; la noche inició fuerte pero nunca bajó de nivel.
Los estridentes sonidos ochenteros de Roosevelt y las luces estrambóticas, combinado con sus melancólicas letras y el constante humo, hicieron que Marius y su banda se convirtieran en compañeros de la noche, y en lugar de parecer que estábamos viendo y adorando a un artista, nos guiaron por un recorrido musical imparable y nos permitieron ser testigos de su larga trayectoria.
Pasamos por Montreal y Colours, después vino Strangers y un dejo de nostalgia se sintió en el ambiente. Cuando terminó See you again Marius agradeció a todxs lxs asistentes y explicó que México es como su segunda casa, también habló de lo especial que era esta noche porque es su show más grande hasta el momento. Y sí, el Pepsi Center estaba lleno, lxs vendedorxs de chela se apretaban para pasar entre la gente que cada vez se hacía más enfrente. La gente cantaba las canciones completas, sudaban, bailaban y gritaban la ya conocida porra de siempre…”Olé, olé. olé, olé, Roosevelt, Roosevelt”.
El concierto se terminaba con Sea y Echoes, se despidieron y salieron del escenario, los fresneles se prendieron y nos quedamos dudando por un minuto si iban a regresar. Pero volvieron con Forever Moves; detrás de nosotrxs Two Another también disfrutaba el concierto con chelita en mano, y cuando empezó Night Moves la gente comenzó a dispersarse. El concierto terminó.
Marius Lauber se despidió por última vez, demostrando con una hora y media de música su enorme capacidad como artista y performer, y consolidándose con el público mexicano como un must que seguro regresará para seguir llenando venues.
Por: Valentina Cabello Ibarra
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